Quantcast
Channel: Franz Kafka – La Tempestad
Viewing all articles
Browse latest Browse all 32

Dos trilogías

$
0
0

Este año, en agosto, se cumplirá una década sin Mario Levrero. Ahora mismo en librerías de México (lo cual, claro, es inusual) pueden encontrarse algunas reediciones de títulos suyos menos conocidos, a través de Penguin Random House (y su sello Mondadori). Destaco dos de sus trilogías: la llamada “trilogía involuntaria” compuesta por La ciudad (1970, escrita bajo el embrujo de Kafka –Levrero confesó haber leído El castillo por las noches para escribir La ciudad por las mañanas–), París (1979) y El lugar (1982). En realidad, las tres obras se escribieron con el intento de imitar a Kafka, como señala Ignacio Echevarría en el prólogo de esta reedición de La ciudad: «Parece evidente que Levrero reconoció en Kafka no tanto una manera de escribir como la única manera en que cabía hacerlo…». Pero hoy hablar de un imitador de Kafka puede resultar en malentendidos. Echevarría de nuevo: «Y ello en cuanto lo kafkiano ha pasado a ser una categoría casi fósil en la lengua común y en la jerga literaria. Una categoría cuyo campo de connotaciones ya no recoge, por ejemplo, el humor, la urgencia sexual, el aire circense, la gestualidad de cine mudo tan presentes en los relatos de Kafka».

 

Los mismos elementos kafkianos pueden encontrarse en la “trilogía”, quizás también involuntaria, compuesta por la muy graciosa Nick Carter se divierte mientras el lector es asesinado y yo agonizo (1974), la digresiva La banda del Ciempiés (1988) y Dejen todo en mis manos (1996), que ahora pueden encontrarse en un solo volumen (también en Debolsillo, de Mondadori): las tres comparten aires familiares temáticos, podría decirse que son una especie de parodia de las novelas de detectives hard-boiled (especialmente Dejen todo en mis manos, donde el detective es suplantado por un escritor a quien se le ha pedido que busque al autor de un manuscrito), pero no debería entenderse por ello que se tratan de meros divertimentos o entretenimientos (como las novelas de detectives escritas por Banville o Markson, por ejemplo) pues son piezas rigurosas que se apegan a los principios de la obra de Levrero, fieles a ese «realismo introspectivo» (Pablo Rocca) que se regocija en el disparate y la dilación.

 


Viewing all articles
Browse latest Browse all 32

Trending Articles